El terror de Ito: Pesadillas de la manga

Aprovechando que nos encontramos en el mes del miedo y el terror, esta vez no nos adentraremos en una sola serie de manga, sino en tres, siendo ambas producto de la creatividad de Junji Ito.

Ito es prolífico mangaka cuya especialidad está enfocada principalmente en el horror, llevándolo a niveles increíblemente bizarros, siempre en la forma de inquietantes tramas con personajes simples que a veces fungen más como testigos que como participantes activos entre los grotescos y estremecedores incidentes que les tocan vivir, reflejando la impotencia humana ante fuerzas más allá de su control, trabajando de maneras inesperadas y desconcertantes.

Pero para entender mejor esto, comencemos a revisar sus obras más representativas, una por una…

Tomie: El demonio que nunca muere

Nombre original: 富江

Año de lanzamiento: 1999-2001

Genero: Horror

Tomie, una historia que redefine el significado de ser inmortal o indestructible a través del extraño caso de una chica de origen desconocido, la cual no puede morir y al mismo tiempo, se la pasa muriendo constantemente.

Como uno de los trabajos más icónicos de Ito, esta obra consiste en dos volúmenes que recopilan una serie de relatos (algunos vinculados, otros independientes entre si) enfocados en el caso de Tomie, creando una atmosfera de misterio y suspenso insoportables que llevan a situaciones conflictivas llevadas al extremo por las acciones de esta (normalmente) malévola joven. Más que horrorizarnos y fascinarnos con su historia, da pie a la promoción de un personaje que se consagra gracias a sus adaptaciones fílmicas (siendo algo así como lo que Freddy Krueger es para los norteamericanos), las cuales adaptan, con una que otra variante, el estilo y características de las vivencias de Tomie.



Tomie es una encantadora y presuntuosa joven cuya belleza y personalidad cautivan a los hombres, siempre llevándolos a la locura y a la desgracia. De un modo u otro, ella suele terminar despedazada por ellos o victima de vanos intentos por destruirla, pero nunca muere, debido a su capacidad para regenerarse.

Esta facultad insólita no se limita sólo a las partes de su cuerpo, ya que incluso hasta un simple trozo de cabello puede culminar en la creación de una nueva Tomie, replicándose (directa o indirectamente) una y otra vez por las circunstancias, entrando al mismo modus operandi de traerle mala suerte a todo aquel que la encuentra o se atreva a meterse en su camino.

Para empeorar las cosas, Tomie es una chica extremadamente superficial, vanidosa y que gusta de ser el centro de atención y que le sirvan todo en charola de plata (parte de su rutina habitual es que suele exigir que le proporcionen joyería fina, ropa de marca o que le sirvan caviar). Es manipuladora y bastante perceptiva (sobretodo con las mujeres que pueden ver más allá de su disfraz de “perfección”), capaz de emplear sus encantos en cualquier situación, independientemente del estado en que se encuentre.

Otro defecto es que también es enemiga de si misma, ya que si dos Tomie se encuentran, lo normal es que intenten destruirse mutuamente, aun si eso degenera en la creación de otras Tomie (y vaya que complican más las cosas cuando son varias).

Entre las distintas proezas que acontecen en las historias de Tomie podemos verla regenerarse dentro de si misma o incluso en los cuerpos de otras personas (jamás permitan que nada de Tomie entre en sus cuerpos ni mucho menos recibir un trasplante de parte de ella, ya que lo que pasara no será bonito).

Sin importar que parte del cuerpo le corten, Tomie se regenerará sin problema, ya que no depende absolutamente de nada para vivir (excepto de ser el centro de atención de al menos una persona, en especial si se trata de un chico guapo). Así que ni arrancándole corazón ni decapitarla parecen opciones viables para encargarse de ella.

Además, Tomie se puede regenerar desde cualquier superficie, al grado de que cualquier sitio en que se haya derramado su sangre, ella, literalmente, brotará del suelo y aun así seguirá siendo irresistible para los hombres.

Y todavía existen otras formas de regenerarse muchos más grotescas donde la primera reacción lógica suele ser: ¿WTF?

Tomie, una pesadilla que no tiene para cuando terminar (no hasta que el mundo sea infestado por puras Tomie), conformando a una de las entidades más malignas del manga.

Y pasando eso entramos a...

Uzumaki: La maldición de los espirales

Nombre original: うずまき

Año de lanzamiento: 1998-1999

Genero: Horror

Uzumaki (Espiral), obra de tres volúmenes en la que Ito demuestra que los espirales pueden hacer cosas peores que marear o hipnotizar a las personas, adentrándonos en una atmosfera infestada con casi todos los tipos y formas existentes de los espirales.

Ito nos presenta la historia del poblado de Korouzu, el cual es victima de la maldición de los espirales, manifestándose en la forma de obsesiones llevadas al extremo, con casos cada vez más y más truculentos, cayendo por una espiral en descenso donde no parece existir salida posible (ni en la muerte).

Esta vertiginosa historia, aunque nos presenta varios casos, no deja de tener un hilo conductor a través de dos personajes en particular que fungen como testigos de los eventos desde un inicio.

Kirie: La narradora oficial de la historia. Una chica común y corriente que vive sin preocupaciones hasta que su novio le va metiendo la idea de que el pueblo está maldito y son invadidos por los espirales.

Algo lenta y escéptica, a la chica tarda mucho en caerle el veinte (y me refiero a algo así como ya hasta después de haber sido testigo de más de cinco casos particulares donde las cosas acabaron fatal e insólitamente, siempre con los espirales), percatándose poco a poco del peligro que corre su familia si no se largan.

Shuichi: Novio de Kirie y la primera persona en el pueblo que se vuelve consciente de la maldición de los espirales, empezando por la súbita obsesión de su padre por todo lo que tiene esa forma.

Un chico serio que se la pasa preocupado, empeñado en irse del pueblo, pidiéndole una y otra vez a Kirie que se venga con él.

Conforme gradualmente van presentándose casos cada vez más bizarros, es perceptible la forma en que Shuichi va volviéndose más lúgubre y paranoico (aunque la despistada de Kirie nunca lo note).

Entre las horrendas y escalofriantes formas que encontramos de los espirales a lo largo de la historia, Ito luce su ingenio para darles un toque medianamente original. Desde las más simples como un remolino (irónicamente adoptado como un medio de transporte por pandilleros) cuyos giros mortales encierran la forma de un ojo que mira indiscretamente.

Hasta las más grotescas que indican como las partes del cuerpo humano pueden formar un espiral con la simple fuerza de voluntad (o más bien la falta de la misma, habiendo sucumbido ante la obsesión del espiral).

E incluso el convertirse en uno completamente, en múltiples formas y estilos bastante retorcidos (por así decirlo).

Y que decir de cuando la maldición se presenta con el simple hecho de albergar espirales en nuestros cuerpos que van desde las huellas dactilares hasta las zonas más insospechadas como en el interior del oído (ya que podría pasar algo como que un ciempiés humano le de por anidar dentro).

Tampoco podemos dejar de mencionar otras formas que incluyen la conversión de los humanos en grotescos caracoles, una transformación que va convirtiéndose en una plaga que afecta especialmente a los individuos lentos o débiles (dando pie a escenas grotescas como una muestra del apareamiento de estas criaturas hermafroditas y la tendencia canibalistica que surge entre los habitantes de Korouzu cuando no tienen otra cosa a la mano que comer).

O una representación humana muy interactiva del clásico payaso en la caja, una de las escenas más escabrosas al dar una remembranza que incurre en una visión traumatizante (que denominaríamos “el chico muerto que brinca del ataúd con el resorte incrustado del vehículo que lo mató”).

Por no decir como influye el piquete de un mosquito (bichos reconocidos por volar en espirales) para convertir a un grupo de mujeres humanas en vampiros humanos que succionan la sangre que necesitan para alimentar a sus respectivos fetos.

Además de la cosecha de repugnantes hongos (¿?) a través de la forma espiral del cordón umbilical en los recién nacidos, uno de los casos más extraordinarios donde ya podemos comprobar que no hay nada sagrado que los espirales puedan dejar en paz (nada lo es en un manga de Ito).

Por no decir las espeluznantes figuras espectrales que viene desde las almas recolectadas por las cenizas que absorbe el Estanque Libélula (aparentemente, el centro en que converge la maldición de los espirales) o las almas contenidas por la radical tendencia de los materiales empleados para la artesanía en espirales.

Una historia de terror que no podrá evitar que nos preguntemos si algún día el mundo entero será invadido por los espirales cuando no lo está siendo ya, si vivimos por encima de ellos o están sobre nosotros.

Y las cosas se van poniendo más raras en...

Gyo: La peste de los muertos

Nombre original: ギョ

Año de lanzamiento: 2001-2002

Genero: Horror

Gyo (Hedor) es una historia tan aterradora como apestosa (no a nivel argumental o artístico, claro ésta, ya que es genial), donde el horror es representado por animales marinos muertos que se desplazan con extrañas patas mecánicas, moviéndose con la velocidad de los insectos. ¿Extraño? Después de todo, es otra trama producto de la imaginación de Ito. Esta vez, nos adentra al misterio de la aparición de estos monstruos, una invasión a gran escala vislumbrada a través de los personajes, y que es apenas el principio de algo peor, una oleada que no se detendrá hasta infestarlo todo y a todos.

Tadashi: Protagonista de la historia. Un joven intrépido que ve interrumpidas sus vacaciones por la aparición de las criaturas marinas que caminan, resistiendo sus constantes ataques mientras intenta proteger a su novia.

Lo único que consigue es sobrevivir lo suficiente para conocer el misterio detrás de la proliferación de estas criaturas, percibiendo su hedionda naturaleza cada vez más.

Kaori: Novia de Tadashi. Una chica neurótica que prontamente se desmorona tras los ataques de los peces muertos caminantes, reparando antes que él en el horrible aroma que despiden (la maldición de tener un buen olfato), manteniéndose en un estado de alerta y pánico constantes durante la mitad de la historia.

Eventualmente, es infectada y transformada en una grotesca parodia de la vida, cambiando drásticamente su papel de victima a defensora, protegiendo a Tadashi de sus “compañeros” infestados.

Dr. Koyanagi: Científico que analiza la naturaleza de las criaturas, revelando su estremecedor origen. A pesar de sus intenciones por detener el problema, su curiosidad científica acaba provocando que él mismo sea infectado y se convierta en una variante de maquina voladora.

Este manga en dos volúmenes (así es, Ito no es de los que necesitan hacer series larguísimas para dejarnos algo memorable que recordar) nos da una clásica historia de terror del tipo invasión y/o plaga pero en una forma muy radical, mezclando lo que sería una plaga de criaturas mutantes con zombis, dando como resultado…pues… ¡esto! De esta forma, vamos apreciando constantes correteos desde los peces con patas hasta otras formas de vida marina.

Pasando después a los inflamados cadáveres humanos reanimados que despiden la peor de las pestes (y más cuando se juntan en manada).

Y ni que decir de la representación grafica del mismo hedor, con toda la esencia de la muerte, casi saliéndose de las páginas para atormentar nuestras fosas nasales y darnos escozor en los ojos.

Con estos tres ejemplos, podemos hacernos una idea del estilo peculiar de este mangaka que va creando historias en un ambiente tan cotidiano como misterioso, donde todo puede pasar en formas de lo más inesperadas. Su dibujo tiene una estética sencilla en la fisionomía de los personajes pero vaya que se esmera en los detalles escabrosos que incluyen las escenas gore o las visiones de pesadilla que fluyen de los bizarros monstruos humanos (siempre a unas cuantas páginas de suspenso para sobresaltar al lector en una sola viñeta cuya secuencia lleva a un clímax del o más cortante).

Entre los elementos de la trama, los personajes y los medios en que los presentan, suelen ser muy acorde a la época y manejados con tanta sencillez que es fácil identificarse (lo que hace más escalofriante el hecho de lo que sabemos que va a pasarles y que podría pasarnos a nosotros). Y con esos simples planteamientos, Ito no incurre ni en el fan service ni en referencias sexuales siquiera (con una historia como la de Tomie uno podría pensar que está obligado a hacerlo pero no, Ito es de lo que definitivamente rechazan la idea de que el sexo vende y vaya que tiene razón, cuando menos en sus historias). Tampoco veremos cuerpos desproporcionados ni nada por el estilo (aunque si se empeña en hacer que hombres y mujeres, sobretodo los jóvenes, tengan cara de modelos).

Al final, todo esto palidece en cuanto se ciernen las sombras, corre la sangre y el terror se manifiesta como una chica reproduciéndose en cabello, un espiral devorando tu cabeza, o una maquina conectándose a tu cuerpo para inflamarlo y llenarte de podredumbre pestilente, y nada queda por hacer más que hallar la forma más digna de morir antes de perder la cordura ante tanto horror.

Así que para estas fechas, no podría recomendar nada mejor que una de las obras de Ito para los que de verdad quieran horrorizarse (pero también les advierto que no son aptas para estómagos débiles ni mentes impresionables porque puede que no se recuperan pronto de eso).